No siento ningún regocijo
de que el rocío
lama mi faz
de moribundo comedor de piedras
es evidente
que he soñado islas grandes y gratas
que la ira
me ha hecho tambalear
en la piel de las rocas
señalando los enemigos
vencidos en el campo de batalla.
I
Tiempo atrás aprendí
a caer lejos
alarido extraordinario
sin rasgos
de hecho
cotidiano.