Un día llegué cansado a mi casa
sólo deseaba
bañarme
comer en silencio
y sentarme en el patio
a mirar el cielo
como lo miran los poetas
y así lo hice
al poco rato
comencé a galopar
un caballo azul
que Gonzalo Fragui me regaló
de su hato sideral
los ojos del caballo
parecían candelitas de diciembre
y su crin los cabellos de un dios griego
era de un paso muy sereno y bonito
quise llamarlo Alfonso como mi padre
anduve en él
por todas mis edades
saludé a los que me vieron pasar en mi caballo
daba gusto escuchar su relincho
entre los bancos de nubes
y ver la tierra montado en mi caballo azul
una maravilla
por eso es que me gustan los patios
y el silencio de la noche
para mirar el cielo como lo miran los poetas.