Un día
dije a mi padre
mañana me voy
y me fui
con el corazón alborotado
sabía que mi destino
eran los ríos y la montaña
un día
supo de mí
y vino hasta mi casa
y lloró
cuando le dije
que no
que yo no servía para eso del ganado
que vendiera todo
que pusiera en correos
con dirección incierta
las viejas fotografías de la familia
porque todos éramos mentira
sólo un sueño
una pequeña historia que alguien contará.
¿Qué podría decirte, Alberto? sino que son excelentes tus poemas, limpios como los ríos que corren sobre las piedras; con ese rumor que llevan de ritmos suaves y melancólicos; hechos para la ternura de las tardes. Gracias por esta página tan hermosa. Ya me ennviarás algunos para mi Ojo de Búho. Un abrazo. Teresa
Aquí lloviendo, y justo esta lectura. Excelente, dura, real, aplausos. Abrazo Gabriela
Gracias Gabriela.